Tened cuidado, porque os entregarán a las autoridades, os golpearán en las sinagogas y hasta os conducirán ante gobernadores y reyes por causa mía; así podréis dar testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero cuando os entreguen a las autoridades, no
os preocupéis por lo que habéis de decir o por cómo decirlo, porque en
aquel momento os dará Dios las palabras. No seréis vosotros quienes habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a la muerte a sus
hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se levantarán contra sus
padres, y los matarán. Todo el mundo os odiará por causa mía, pero el que permanezca firme hasta el fin, será salvo."
Ayer celebrábamos el nacimiento de Jesús. Hoy celebramos el primer mártir del cristianismo: Esteban. Era uno de los diáconos elegidos por los apóstoles para cuidarse de las viudas, de los pobres, de los necesitados...Sacerdotes y fariseos no podían resistirlo. Esos sacerdotes y fariseos representan a todos aquellos que utilizan la religión en su provecho, para obtener poder, dinero, relevancia social. Jesús, en este evangelio, anuncia que, comprometerse para conseguir el Reino, implica persecución por los que se creen autoridades. Incomprensión de los que no saben ver a Dios en el prójimo.
La historia de Esteban se repite a lo largo de la historia. Jesús sólo nos pide una cosa: FIDELIDAD.
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martes, 26 de diciembre de 2017
FIDELIDAD
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