"Pueblo
de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá
compasión de ti al oir que gritas pidiendo ayuda; y apenas te oiga, te
responderá. Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento
y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más.
Con tus propios ojos le verás. Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: “Por aquí es el camino, id por aquí.”
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El Señor te dará lluvia para la semilla que
siembres en la tierra, y la tierra producirá trigo abundante y fértil.
Aquel día tu ganado tendrá lugar en abundancia para pastar. Hasta los bueyes y los burros que trabajan en tus campos tendrán para comer el mejor y más exquisito forraje. Cuando llegue el día de la gran matanza y
caigan las fortalezas, habrá ríos y torrentes de agua en todas las altas
montañas y en las colinas elevadas. El Señor curará y vendará las heridas de su
pueblo. Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será
siete veces más brillante, como la luz de siete soles juntos."
El texto de Isaías de hoy es un texto de esperanza. Aunque pasemos grandes tribulaciones, el Señor está con nosotros. Él nos enseñará el camino a seguir. Él curará y vendará nuestras heridas.
Su lluvia caerá sobre nosotros y hará brotar las semillas. Pero, hemos de eliminar de nosotros los "paraguas y chubasqueros" que impiden que su agua nos empape y podamos germinar y dar frutos. Su luz nos iluminará a pesar de todas las dificultades. Hay que saber esperar...
Adviento es el tiempo ideal para que fortifiquemos nuestra esperanza.
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Forifica la teva esperança, augmenta la teva fe. Pare Nostre
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