miércoles, 20 de marzo de 2019

DESTINADOS A SERVIR


"Yendo camino de Jerusalén llamó Jesús aparte a sus doce discípulos y les dijo:
– Como veis, ahora vamos a Jerusalén. Allí el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjerosi para que se burlen de él, le golpeen y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará. 
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó con ellos a Jesús, y se arrodilló para pedirle un favor. Jesús le preguntó:
– ¿Qué quieres?
Ella le dijo:
– Manda que estos dos hijos míos se sienten en tu reino uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 
Jesús contestó:
– No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa amarga que voy a beber yo?
Le dijeron:
– Podemos.
Jesús les respondió:
– Vosotros beberéis esa copa de amargura, pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo. Será para quienes mi Padre lo ha preparado. 
Cuando los otros diez discípulos oyeron todo esto, se enojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo:
– Sabéis que, entre los paganos, los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos y los grandes descargan sobre ellos el peso de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás; y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos." 


Tras tantos siglos, seguimos, como los hijos de Zebedeo, que la Iglesia es para medrar, para obtener poder. Jesús nos sigue pidiendo si somos capaces de beber el cáliz que Él bebió. Si somos capaces de entregarnos totalmente. No se trata de subir al podio, sino de subir a la cruz. Este es el camino. Estamos destinados a servir.
  "Hoy como ayer, Jesús, así como lo hizo con sus discípulos, vuelve a tomarnos parte, para educarnos y ayudarnos a comprender que el Plan de Dios y el proyecto que él quiere vivir es contrario a las ansias de poder y de tener de los seres humanos. A nosotros nos sigue costando, así como a los discípulos, que Jesús manifieste la acción de Dios en la debilidad, en el no-poder. El Cristianismo, a lo largo de la historia fue revistiendo a Dios y a Cristo en una imagen de poder y se fue perdiendo la visión alternativa, que de Dios tenía Jesús. Volver a Jesús en su originalidad es una de las tareas concretas de la cuaresma. Si volvemos al rostro auténtico de Jesús, renovaremos la idea experiencial que tenemos de Dios. De esa manera la manera de creer y de actuar será acorde a la definición que él mismo Jesús hizo de sí: “el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir” Esta es la lógica que hemos de adoptar para ser fieles a Jesús y a su propuesta de humanidad que ofreció." (Koinonía) 



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