Tenemos una idea negativa de la soledad. Sin embargo hay una soledad "llena". Una soledad que nos lleva a nuestro interior y a los demás.
"Guarda puros tus ojos, silenciosos tus oídos y serena tu mente. Respira el aire de Dios.
"Guarda puros tus ojos, silenciosos tus oídos y serena tu mente. Respira el aire de Dios.
Trabaja, si puedes, bajo Su cielo. Pero si tienes que vivir en una ciudad y trabajar en medio de máquinas, tomar el metro y comer en lugares donde la radio aturde con noticias falsas, donde el alimento destruye tu salud, y los sentimientos de quienes te rodean envenenan de hastío tu corazón, no te impacientes, sino acéptalo como manifestación del amor de Dios y como una semilla de soledad plantada en tu alma.
Si estas cosas te repugnan, continúa deseando el silencio sanador del recogimiento. Pero, mientras tanto, mantén el sentimiento de compasión hacia quienes han olvidado el concepto mismo de soledad.
Tú, al menos, debes saber que existe y que es la fuente de la paz y la alegría.
Aún puedes esperar tal alegría. Ellos ni siquiera pueden ya esperarla."
("El libro de las Horas", Thomas Merton, p.77, Ed. Sal Terrae)
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