lunes, 9 de enero de 2023

DEJARLO TODO


Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

Jesús les llama y ellos lo dejan todo. Quizá la gran dificultad que tenemos hoy para seguirlo, es que no somos capaces de dejarlo todo. Hay demasiadas cosas que nos atan, que creemos imprescindibles. Seguir a Jesús implica confiar totalmente en Él. Referirlo todo a Él. Abandonarnos en sus brazos. Sólo si tenemos un corazón sencillo podremos escuchar su llamada y seguirlo totalmente. Pero, ¿estamos dispuestos a dejarlo todo?

"En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres”, hemos escuchado en la primera lectura de hoy. Sí, la Palabra de Dios recorre la historia de la humanidad. No podemos decir que nuestro Dios es un Dios mudo, pues su Palabra ha resonado desde el origen del mundo y seguirá resonando hasta el final de la historia.

Sucede con la Palabra de Dios como con las ondas que se emiten por el espacio, si no estás en sintonía, esa Palabra para ti no existe. Hay que conectar y hacerlo correctamente, para una buena recepción.

Juan Bautista termina su actividad y da paso a la de Jesús, que se centrará sobre todo en la proclamación de la Palabra: “Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» Ese reino que Jesús anuncia no es la promoción de un territorio, de una nación, sino una experiencia de la nueva vida que Dios quiere para sus hijos e hijas.

Jesús se presenta en Galilea no como un profeta más, sino como aquel en quien comienza a hacerse realidad la soberanía universal de Dios como padre compasivo y salvador. Pero, por otra parte, si Dios ofrece la salvación, espera a su vez una respuesta de acogida de parte de las personas. Esta respuesta se concreta en la fe y la conversión, es decir, en el retorno sincero a Dios y en la confianza absoluta en el poder salvador de Dios, encarnado en la persona de Jesús.

“Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

La llamada de Jesús es siempre concreta, personal. Lo fue junto al lago de Galilea y lo es ahora a mi que estoy escribiendo este comentario y a ti, amigo, hermano en la fe, que lo estás leyendo. Y ¿para qué nos llama Jesús? Para “pescar hombres”, es decir, para multiplicar el amor de Dios. Que todas las personas con quienes me relacione hoy se dejen llenar de esa presencia amorosa de Dios." (Ciudad Redonda)



1 comentario:

  1. Que su pregon alcance hasta los confines de la tierra,sea así pues. Gracias .

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