lunes, 1 de abril de 2024

MIEDO Y ALEGRÍA


 
Las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas pero, a la vez, con mucha alegría, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En esto, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas, acercándose a Jesús, le abrazaron los pies y le adoraron. Él les dijo:
– No tengáis miedo. Id a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y que allí me verán.
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes todo lo que había sucedido. Estos jefes se reunieron con los ancianos para, de común acuerdo, dar mucho dinero a los soldados y advertirles:
– Decid que durante la noche, mientras dormíais, los discípulos de Jesús vinieron y robaron el cuerpo. Y si el gobernador se entera de esto, nosotros le convenceremos y os evitaremos dificultades.
Los soldados tomaron el dinero e hicieron como se les había dicho. Y esa es la explicación que hasta el día de hoy circula entre los judíos.

Ellas son las primeras en recibir el anuncio. Ellas son las encargadas de anunciarlo a los discípulos. Lo hacen con temor, pero con una gran alegría.
Los sacerdotes tratan de ocultarlo. Compran el silencio de los soldados.
Dos actitudes que podemos tener. Miedo, pero a la vez alegría como las mujeres y anunciar a Jesús por todo el mundo. O mirar para otro lado, comprar el silencio de los demás, negar la evidencia para poder vivir tranquilos y sin problemas.
¿Cuál de las dos es la nuestra?

"Las mujeres se alejaron a toda prisa de la tumba, llenas de temor y de alegría. Alejarse de la tumba es dejar la muerte atrás, dejar el sepulcro vacío. Parecería que alejarse a toda prisa de la muerte debería ser algo totalmente deseable y maravilloso. ¿Por qué el temor, entonces? Porque los nacimientos son difíciles; suponen dejar un espacio oscuro y escondido e incluso cómodo para entrar en la claridad y el tumulto de la vida. Alejarse de la tumba es volver a la vida y a la luz y enfrentarse con un mundo incierto y complejo. Pero se alejan a toda prisa, porque la alegría no se puede refrenar. Pero seguramente son conscientes de que sus palabras se pondrán en duda, se negarán… como de hecho hacen los soldados pagados, a quienes seguramente les viene “de perlas” que sean mujeres y judías precisamente las que hagan el anuncio… Los soldados no contaban con que, cuanto más difícil de creer, más se muestra la victoria, la gloria y la fuerza de Cristo.
¿Qué querrá decir hoy alejarse de la tumba? ¿En qué tumbas andamos metidos? Hay tumbas de mentira, de muertes que parecen pequeñas, pero que se van acumulando. Como en el caso de los soldados pagados para mentir, hay corrupciones, pequeñas o grandes. Pero se nos pide que nos alejemos de la tumba a toda prisa. No hay tiempo que perder, y no hay que mirar atrás para y ceder a la tentación de entrar de nuevo en la cómoda oscuridad de la muerte. Dejar que la alegría venza al temor de enfrentarse a las fuerzas que, como imán, pretender devolvernos a la tumba. Dejar que el gozo de la vida venza a esa tentación de regresarse al “vientre”, de dejar de vivir en la luz. Salir a toda prisa es abrazar una resurrección que deja atrás las viejas costumbres, los viejos pensamientos, y que sale valiente a anunciar la Verdad. Salir a toda prisa es cambiar de vida; es la nueva vida a la que llama el Bautismo. Es normal que, incluso con una alegría profunda, se vaya con temor: las fuerzas de la muerte, tan reales ahí fuera, tan de tumba disfrazada, van a ser hostiles.
Decirles a los discípulos que vayan a Galilea es, volver a Cristo. Galilea es la tierra de Jesús; Galilea es donde se encuentra el Cristo. Volver a Galilea es volver a la vida, alejarse de la tumba, rechazar la muerte y la mentira para encontrarse con la Verdad. Con temor, sí, pero dejando que venza la alegría."
(Carmen Aguinaco, Ciudad Redonda)

2 comentarios:

  1. PASQUA AL CLAUSTRE

    Vida de mig matí, suau i apassionada
    entre el xiprer i el teix.
    Navega el cos en les clarors daurades
    del sol a les ogives i els rosons;
    les campanes renoven l’aire net,
    aquest bell pensament ens porta el cel
    a tocar de les mans, ja l’intuíem.
    Jacints, jonquills, muguet de primavera
    la teva pell d’abril,
    i el teu alè té el gust de la rosada.
    Tot, en aquest moment, convida a viure:
    no trobarem ni un núvol al camí
    de l’esperada glòria
    i tot dolor passat serà memòria.
    *
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    Olga
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    Molt bona Pasqua, estimat Joan Josep.

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