"Al día siguiente, la gente que permanecía en la otra orilla del lago advirtió que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Jesús no iba con ellos. Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después de que el Señor diera gracias. Así que, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:
– Maestro, ¿cuándo has venido aquí?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Esta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.
Le preguntaron:
– ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?
Jesús les contestó:
– La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado."
La gente busca a Jesús. Quizá, tras la multiplicación, buscan más el pan que a Jesús. También están extrañados, porque no lo vieron partir con los apóstoles; no había ninguna barca más, y, sin embargo, lo encuentran al otro lado de la orilla.
Al leer este evangelio podemos caer en la tentación de decirles a los que pasan necesidad, que eso no tiene importancia, que lo importante es creer en Jesús. Eso es verdad, pero si dejamos a los necesitados en su pobreza, somos nosotros los que no creemos en Jesús. Porque ese Jesús, en el que hay que creer, es el que dio de comer a la multitud, el que curaba a los enfermos, hacía andar a los paralíticos y ver a los ciegos, expulsaba demonios y acogía a todo el mundo. Creer en Jesús es hacer lo que hacía Jesús. La verdadera Fe en Jesús nos abre a los demás. La multiplicación de los panes y los peces, no fue solamente para dar de comer a la multitud, si no para enseñarles a compartir; para mostrarnos que debemos ser todos Uno en Él. A partir y compartir. Jesús es el pan que se parte y se reparte. El pan bajado del cielo. Creer en Jesús, es partirse y repartirse como Él lo hizo, entregándonos a los demás.
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lunes, 11 de abril de 2016
CREER EN ÉL
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Y tu si que lo cumples Joan Josep, eres sus manos cuando cuidas a los ancianos, cuando has estado de misionero.
ResponderEliminarUna abraçada, Montserrat