"Permaneced despiertos, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entended que si el dueño de una casa supiera a
qué hora de la noche va a llegar el ladrón, permanecería despierto y no
dejaría que nadie entrara en su casa a robar. Así también, vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis.
¿Quién es el criado fiel y atento, puesto por el amo al frente de la casa para dar a la servidumbre la comida a sus horas? ¡Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, encuentra cumpliendo con su deber! Os aseguro que el amo le pondrá al cargo de todos sus bienes. Pero si ese criado es un malvado, y pensando que su amo va a tardar comienza a maltratar a los demás criados, y se junta con borrachos a comer y beber, el día que menos lo espere y a una hora que no sabe llegará su amo y le castigará: le condenará a correr la misma suerte que los hipócritas. Entonces llorará y le rechinarán los dientes."
Jesús nos pide hoy que estemos atentos, que estemos despiertos. ¿Para qué? Para ser fieles.
No se es cristiano unos momentos sí y otros no. Hemos de estar a punto siempre. Ayer veíamos cómo Jesús se enfadaba con aquellos que "aparentaban" ser buenos, pero que utilizaban la religión en su provecho. Hoy nos habla de un jefe de criados que, cuando no está el amo, maltrata a sus compañeros y se dedica a la "buena vida".
Jesús, si queremos ser de verdad sus discípulos, nos pide fidelidad. Cada momento de nuestra vida debemos estar esperándole. Cada momento de nuestra vida debemos imitarlo. Siempre debemos estar al servicio de los demás y siempre debemos ser amor para todos. Esto es ser fieles.