"También entonces llegaron algunos fariseos, a decirle a Jesús:
– Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
Él les contestó:
– Id y decidle a ese zorro: ‘Mira, hoy y mañana expulso a los demonios y sano a los enfermos, y pasado mañana termino.’ Pero tengo que seguir mi camino hoy, mañana y al día siguiente, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, pero no quisisteis! Pues mirad, vuestro hogar va a quedar desierto. Y os digo que no volveréis a verme hasta que llegue el tiempo en que digáis:
- ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’"
En nuestros días seguimos "matando" a los profetas. No aceptamos a aquellos que denuncian la injusticia, que luchan por la libertad y la igualdad entre todos los hombres. Estamos lejos de Dios si no los recibimos. Un Dios que nos quiere bajo sus alas, bajo su protección; pero nosotros lo rechazamos, preferimos "andar" solos. Así vamos al fracaso.
"Indudablemente que la predicación y la acción de Jesús resulta sospechosa y peligrosa para las esferas del poder. Históricamente sabemos que la familia herodiana se caracterizó por su soberbia, ambición de poder y crueldad. Unos más que otros, pero apegados al poder como su dios y señor. Por eso Jesús que no pertenece a los círculos de poder político, económico, ni siquiera religioso pero que actúa con plena libertad, desenmascarando la maldad y la injusticia revestida de falsa religiosidad tenía que fastidiar a quienes se consideran los dueños del mundo y de las personas. Pero Jesús continúa su camino, nada le detiene, sabe cuál es su misión y no piensa abandonarla a pesar de las amenazas de Herodes y los de su grupo. Jesús se pone en la línea de los profetas. Porque el auténtico profeta cumple su misión a cabalidad aunque le cueste la vida. Como muchos hermanos y hermanas en nuestro tiempo. Perseguidos y martirizados pero firmes y fieles hasta el final. ¿Cómo vives tu vocación profética en tu contexto social y religioso?" (Koinonía)
"Indudablemente que la predicación y la acción de Jesús resulta sospechosa y peligrosa para las esferas del poder. Históricamente sabemos que la familia herodiana se caracterizó por su soberbia, ambición de poder y crueldad. Unos más que otros, pero apegados al poder como su dios y señor. Por eso Jesús que no pertenece a los círculos de poder político, económico, ni siquiera religioso pero que actúa con plena libertad, desenmascarando la maldad y la injusticia revestida de falsa religiosidad tenía que fastidiar a quienes se consideran los dueños del mundo y de las personas. Pero Jesús continúa su camino, nada le detiene, sabe cuál es su misión y no piensa abandonarla a pesar de las amenazas de Herodes y los de su grupo. Jesús se pone en la línea de los profetas. Porque el auténtico profeta cumple su misión a cabalidad aunque le cueste la vida. Como muchos hermanos y hermanas en nuestro tiempo. Perseguidos y martirizados pero firmes y fieles hasta el final. ¿Cómo vives tu vocación profética en tu contexto social y religioso?" (Koinonía)