"También les dijo Jesús:
– Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: 'Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle.' Sin duda, aquel le contestará desde dentro: '¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.' Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre.
¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!"
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Hemos de perseverar en la oración. Aunque no sintamos nada y contemos los clavos de los zapatos del de delante como hacía Teresa de Jesús. Esa perseverancia la llevó a ser una mística.
Orar y atender a ese amigo pesado que complica nuestra vida. Ese pobre, ese inmigrante, ese marginado que llama a nuestra puerta. Dios nos dará el Espíritu para saber interpretar los diferentes momentos de nuestra vida.
"Jesús nos enseña que debemos orar sin desfallecer. Esta parábola tiene dos vertientes. La primera, Dios siempre atiende nuestra oración. En los verbos pedir, buscar, llamar, Jesús presenta que el orante siempre va a recibir atención a su súplica. La segunda, cómo convencernos y convencer a otros para las causas justas. La sociedad de Jesús era indiferente a las propuestas nuevas, por el anquilosamiento de las estructuras religiosas. El amigo inoportuno cuestiona la mentalidad que no se incomoda y la mentalidad nueva que se abre espacio convenciendo a otros. Finalmente, aparece la promesa del Espíritu Santo, que permitirá entender las carencias de la comunidad, por eso mismo, aparecen los alimentos de pan, pescado y huevos, que eran los alimentos de los pobres. Dios dará a los discípulos lo que sea útil y saludable, y la dádiva del Espíritu será fuente de verdad y de ayuda en medio de las persecuciones ¿Intento convencer a otros con insistencia de la novedad del reino?" (Koinonía)
Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre.
ResponderEliminar¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!"