jueves, 3 de octubre de 2019

TODOS SOMOS ENVIADOS


"Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.
Les dijo:
- Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’ Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá; si no, no se cumplirá. Y quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan; y sanad a los enfermos del lugar y decidles: ‘El reino de Dios ya está cerca de vosotros.’ Pero si llegáis a un pueblo y no os reciben, salid a las calles diciendo: ‘¡Hasta el polvo de vuestro pueblo que se ha pegado a nuestros pies nos lo sacudimos en protesta contra vosotros! Pero sabed que el reino de Dios está cerca.’ Os digo que, en aquel día, el castigo de ese pueblo será más duro que el de los habitantes de Sodoma."


Tras enviar a los doce apóstoles, Jesús nos en vía a todos: 72 discípulos. Y nos envía con unas condiciones claras. Lo importante no es el dinero, las grandes campañas, lo mediático. Es con nuestra vida sencilla con la que anunciaremos de verdad el Reino.
"El envío de los setenta y dos se ubica después del pasaje vocacional con temas similares: el camino (Lc 9,57; 10,1), la proclamación (Lc 9,60; 10,9) y ser obreros del anuncio. El número amplio de misioneros, significa las naciones del mundo (Gn 10; Hch 13 a 28) y la presencia de otras personas diferentes a los doce en la labor misionera. El envío vislumbra la dimensión comunitaria y testimonial, precedida por el mismo Jesús. La primera actividad apostólica es la oración, poniendo la mirada en el dueño de la mies y se exhorta a los misioneros a poner su confianza en Dios. El misionero debe caracterizarse por la disponibilidad para el fracaso, ya que en la toma de conciencia de su fragilidad descubre que su fortaleza está en Dios y su testimonio de pobreza es libertad de corazón. La misión no admite distracciones y conlleva dedicación e inserción completa en la vida de la familia y autenticidad en el mensaje ¿Cómo vivo la oración, el compromiso y la autenticidad de la misión en lo cotidiano?" (Koinonía) 

1 comentario:

  1. "Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.
    Les dijo:
    - Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’ Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá; si no, no se cumplirá. Y quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan; y sanad a los enfermos del lugar y decidles: ‘El reino de Dios ya está cerca de vosotros.’

    La misión no admite distracciones y conlleva dedicación e inserción completa en la vida de la familia y autenticidad en el mensaje ¿Cómo vivo la oración, el compromiso y la autenticidad de la misión en lo cotidiano?" (Koinonía)

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