"¡Ay de vosotros, fariseos!, que separáis para Dios la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero no hacéis caso de la justicia y el amor a Dios. Esto es lo que se debe hacer, sin dejar de hacer lo otro.
¡Ay de vosotros, fariseos!, que deseáis los asientos de honor en las sinagogas y ser saludados con todo respeto en la calle.
¡Ay de vosotros, que sois como esas tumbas ocultas a la vista, que la gente pisotea sin darse cuenta!
Uno de los maestros de la ley le contestó entonces:
– Maestro, al decir esto nos ofendes también a nosotros.
Pero Jesús dijo:
– ¡Ay también de vosotros, maestros de la ley!, que cargáis a los demás con cargas insoportables y vosotros ni siquiera con un dedo queréis tocarlas."
|
Los hombres esclavizamos a los demás. Para tener más poder, para dominar. Y para ello utilizamos todos los medios. Engañamos, aparentamos, exigimos...Las Bienaventuranzas son el elogio de la sencillez, de la humildad, de la entrega. Hoy Jesús nos presenta unas malaventuranzas para enseñarnos lo que no debemos hacer.
"Las Bienaventuranzas de Jesús, tanto las que trae Mateo, como las que hoy leemos, de Lucas, son uno de los pasajes más conocidos del Evangelio, más aún: son una de las enseñanzas de Jesús más conocidas en todo el mundo. Así como su muerte, su resurrección, y su cruz son símbolos característicos de Jesús, diríamos que emblemáticos, las «malaventuranzas» que hoy leemos, son mucho menos conocidas. Pero son como un reverso, que sirve para resaltar el anverso. Lucas nos trae tanto las bienaventuranzas como las malaventuranzas de Jesús. Es el único evangelista que lo hace.
No obstante, estas malaventuranzas (expresadas como «¡ay de vosotros, fariseos, que...!», que es lo mismo que «malaventurados vosotros...», o «desdichados vosotros»), no son un verdadero correlato simétrico de las bienaventuranzas. Éstas van dirigidas a todos los seres humanos; las malaventuranzas van dirigidas a los fariseos específicamente, todas ellas. Por eso no las podemos considerar a la misma altura que las bienaventuranzas, no se puede derivar de ellas el mismo tipo de mensaje (simétricamente hablando). Pero haremos bien en reflexionar en ellas, para ver si en nosotros anida también alguna de las actitudes que Jesús deplora y condena en los fariseos." (Koinonía)
ResponderEliminar"¡Ay de vosotros, fariseos!, que separáis para Dios la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero no hacéis caso de la justicia y el amor a Dios. Esto es lo que se debe hacer, sin dejar de hacer lo otro.
¡Ay de vosotros, fariseos!, que deseáis los asientos de honor en las sinagogas y ser saludados con todo respeto en la calle.
¡Ay de vosotros, que sois como esas tumbas ocultas a la vista, que la gente pisotea sin darse cuenta!
Éstas van dirigidas a todos los seres humanos; las malaventuranzas van dirigidas a los fariseos específicamente, todas ellas. Por eso no las podemos considerar a la misma altura que las bienaventuranzas,