Muchas veces, nuestro día a día viene condicionado por cómo lo empezamos. Lo vivido los días anteriores nos atenaza y hace que empecemos tristes, con malas sensaciones, derrotados...antes de luchar. Sin embargo cada día es un nuevo día. Cada amanecer trae una luz nueva. Esto es lo que nos dice este texto de José Fernández Moratiel que os transcribo:
"Recordamos que cada aurora, cada amanecer es una luz nueva que nos alcanza.
Y es todo un símbolo de lo que está invitada, llamada, a ser nuestra vida.
La luz virgen de cada mañana nos invita a que nuestra vida sea virgen, pura, limpia, inmaculada.
Igual que estrenamos luz cada amanecer, estrenamos la vida cada día, a cada instante.
¡Cuántas veces nos sentimos atosigados por lo que ha pasado, por lo que ha sucedido, por lo que nos ha herido, dañado!
Que se esta luz de cada día la que nos ayude a hacer el camino, la travesía, con conciencia pura, inmaculada.
La luz nos sugiere que nos apuntemos a una vida nueva, sin ninguna cicatriz, realmente nueva.
Una verdadera gracia del silencio: ofrecernos la oportunidad de recuperar esta novedad, la gracia de la inocencia, de la pureza. Dejar que la vida vaya fluyendo, sin atascos, sin heridas...
¡Apúntate a esta vida nueva, que está amaneciendo en ti!"
(José Fernández Moratiel)
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