"Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo le pusiera a prueba.
Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y después sintió hambre. Se acercó el diablo a Jesús para ponerle a prueba, y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes.
Pero Jesús le contestó:
– La Escritura dice: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que salga de los labios de Dios.’
Luego el diablo lo llevó a la santa ciudad de Jerusalén, lo subió al alero del templo y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, échate abajo, porque la Escritura dice:
‘Dios mandará a sus ángeles que te cuiden.
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con ninguna piedra.’
Jesús le contestó:
– También dice la Escritura: ‘No pongas a prueba al Señor tu Dios.’
Finalmente el diablo le llevó a un monte muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y su grandeza le dijo:
– Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras.
Jesús le contestó:
– Vete, Satanás, porque la Escritura dice: ‘Adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él.’
Entonces el diablo se apartó, y unos ángeles acudieron a servirle."
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Se trata de las tres grandes tentaciones que sufre la humanidad: el de utilizar la religión para medrar, utilizarla en nuestro provecho y utilizarla para tener poder. Es decir, servirse de Dios en vez de servir a Dios sirviendo a los demás. La respuesta a estas tentaciones está en todo el evangelio. Un Dios que prefiere a los sencillos. Un Dios que nos salva. Un Dios que nos quiere sin alforja.
"El relato de las tentaciones de Jesús no es la crónica o el reportaje periodístico de algo que le pasó a Jesús, sino una composición simbólica que quiere darnos un mensaje teológico. Es claro que no conocemos ningún fundamento histórico para ese relato; muy probablemente, nadie lo tuvo, ni siquiera quienes lo redactaron. El texto es, obviamente, una composición literaria con intenciones teológicas. Las tres tentaciones que se dice que sufre Jesús corresponden a tres grandes dimensiones de la respuesta de fe del pueblo de Israel (de ahí el paralelismo que establece con el Primer [o Antiguo] Testamento) y de todo ser humano (de ahí que pueda ser un modelo para nuestra vida). ¿Cuáles son esas grandes dimensiones? ¿Estamos de acuerdo con esa teología? Veinte siglos más tarde, ¿lo expresaríamos nosotros igualmente o con alguna variante añadida? En todo caso, se puede hablar de que como ser humano Jesús no pudo dejar de experimentar dificultades para encaminar su vida, como todos nosotros, y que creemos que su comportamiento fue modélico para nosotros. Nuestras tentaciones hoy son otras, y a nosotros sí que Satanás no nos lleva de aquí para allá para probarnos, pero también tenemos necesidad de chequear cuáles son nuestros puntos débiles." (Koinonía)
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sábado, 29 de febrero de 2020
LAS TRES TENTACIONES
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