jueves, 27 de febrero de 2020

EL ANACORETA Y EL MÉDICO


Era un gran psiquiatra. Se presentó en el desierto y pidió quedarse unos días.
- Necesito reflexionar. Desde un tiempo a esta parte quedo descontento de mi trabajo en la consulta. Tengo la sensación de que algo no acaba de ir bien.
Pasó unos días en silencio. Asistía a las oraciones con el Anacoreta y su discípulo y luego pasaba largos ratos reflexionando.
Un día dijo al Anacoreta:
- Por favor, aconséjame.
Tomó el Solitario al médico por el brazo, lo llevó al lugar en el que solía leer y contemplar. Tras un rato observando al sol que descendía en el horizonte y teñía de cobre el desierto le dijo:
- Has de curar enfermos, no enfermedades. Cuando estés en tu consulta no pienses. es un bipolar. Piensa que ante ti está el señor Roberto que actúa bipolarmente. Y sobre todo, recuerda que las pastillas curan las manifestaciones, pero no eliminan el problema. Si tu paciente está deprimido, los antidepresivos lo devolverán en pocos días a su vida "normal", pero no eliminarán la causa por la que se deprimió. No te extrañes si vuelve a recaer.
Guardó silencio justo en el momento en que el sol desaparecía totalmente tras el cielo. Luego añadió:
- Somos amor y sólo el amor nos puede sanar. Ya sé que esto no se enseña en la Facultad...pero con amor sanarás verdaderamente a tus pacientes.
Regresaron a las cuevas lentamente. El médico sintió como si una herida interior se hubiese cerrado para siempre...

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