martes, 25 de febrero de 2020

EL ANACORETA Y LA JARRA DE BARRO


El discípulo recibió la noticia de la muerte de un familiar. Estuvo todo el día triste y preocupado.
A la hora de la cena el Anacoreta le dijo:
- Es natural que nos entristezcamos por la muerte de nuestros conocidos. pero la muerte no es sino una parte de nuestro proceso natural: nacer, desarrollarnos y morir. Es más, al morir es cuando realmente somos.
Guardó silencio y viendo que el discípulo no le decía nada, añadió:
- Mira esta jarra de barro. El alfarero puede hacerla y deshacerla mientras  es fango de arcilla. Puede errar, pero puede rectificarla y perfeccionarla. Pero cuando la introduce en el horno, la jarra ya es definitiva. Tras el horneado no hay modificación posible.
Miró a los ojos del discípulo y continuó:
- Mientras vivimos vamos siendo. Erramos, rectificamos, empeoramos o mejoramos. Pero la muerte es como el horno: nos deja definitivos. En ese momento somos. Para ser hay que morir...
Y siguió cenando en silencio...

2 comentarios:

  1. Pero cuando la introduce en el horno, la jarra ya es definitiva. Tras el horneado no hay modificación posible.

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  2. Es imprescindible utilizar los mejores materiales(amor al hermano, misericordia con todos, espíritu de servicio hacia todos..... Y así cuando llegue el momento del horneado (la muerte) estaremos bien preparados, para el abrazo con el Padre.

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