Al principio, cuando el Anacoreta hacía reír al discípulo durante las comidas, le pareció poco serio, pero se acostumbró. Pero lo realmente extraño era, que cuando recibía visitas serias, también oía reír dentro de la cueva. Por eso preguntó:
- Maestro, ¿por qué ríes tanto? Vienen a consultarte sobre sus problemas y acabáis riendo.
Sonrió ampliamente el Solitario y le respondió:
- El humor y la risa es la mejor medicina para el alma. Un alma triste nunca será capaz de darse ni de analizar con paz sus problemas. Saberse reír de los problemas es adelantar mucho en su solución. Y no te cuento nada de los beneficios físicos de la risa...Sí. Hazme caso. Ríe.
Y mientras se retiraban a sus cuevas , el Anacoreta le contó aquella historia de los tres solitarios que se reunían una vez al año. El primer año pasó ante ellos un caballo. Al año siguiente uno de los solitarios dijo: "Mirad, un caballo marrón". Al año siguiente el segundo solitario dijo: "No es marrón, es bayo". Y al cuarto año, el solitario que quedaba dijo: "Si os váis a pasar todo el rato hablando, yo no vendré más".
Ets, Anacoreta Una Passada !!! He esclatat de riure ara mateix! Gràcies Joan Josep, ahir rebia l'escrit d'en Joan Carles Vazquez des de La Seu. Una abraçada a tots els germans
ResponderEliminarY mientras se retiraban a sus cuevas , el Anacoreta le contó aquella historia de los tres solitarios que se reunían una vez al año. El primer año pasó ante ellos un caballo. Al año siguiente uno de los solitarios dijo: "Mirad, un caballo marrón". Al año siguiente el segundo solitario dijo: "No es marrón, es bayo". Y al cuarto año, el solitario que quedaba dijo: "Si os váis a pasar todo el rato hablando, yo no vendré más".