Aquel visitante se quejaba de que por mucho que rezaba, Dios nunca le concedía nada.
- He llegado a la conclusión de que Dios no existe.
Lo miró el Anacoreta con tristeza y le dijo:
- había una vez un ateo que se paseaba por el campo. Sobre una rama vio un precioso pájaro y exclamó: "Dios, si existes, haz que este pájaro se pose en mi mano." Al cabo de un rato el pájaro se puso a volar y lo hizo en dirección contraria al ateo. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de aquel ateo, que exclamó: "¡Ahora sé que existes! Porque has hecho lo contrario de lo que te he pedido."
Miró el Anacoreta profundamente a los ojos del visitante y le dijo:
- Queremos hacer de Dios un ídolo que podemos mover a nuestro antojo como una marioneta...Pensamos que Dios puede hacer nuestra voluntad porque rezamos, quemamos incienso o hacemos penitencia...Pedimos a Dios que nos libere de las dificultades y no nos damos cuenta de que la dificultad era precisamente el camino para encontrar a Dios... Cuando reces pide, pero di: "Hágase Señor tu voluntad...."
Y el visitante regresó pensativo a la ciudad...
Queremos hacer de Dios un ídolo que podemos mover a nuestro antojo como una marioneta...Pensamos que Dios puede hacer nuestra voluntad porque rezamos, quemamos incienso o hacemos penitencia...Pedimos a Dios que nos libere de las dificultades y no nos damos cuenta de que la dificultad era precisamente el camino para encontrar a Dios... Cuando reces pide, pero di: "Hágase Señor tu voluntad...."
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