Como siempre, el Anacoreta y su discípulo, meditaban el Evangelio. Y el Anacoreta dijo:
- ¿Sabes lo que más me llama la atención de los relatos de las apariciones de Jesús después de la Resurrección? - Y sin esperar la respuesta de su discípulo siguió - Que aquello que siempre hace es mostrar sus llagas...
Viendo que el discípulo no decía nada, añadió:
- Nos está diciendo que esta será la forma de reconocerlo... Todas las personas que están marcadas por el sufrimiento, por la opresión, las injusticias, aunque no sean conscientes de ello, son, han de ser para nosotros, la presencia viva de Jesús en este mundo...Y si no lo vemos así, si nos quedamos con un Jesús etéreo, desencarnado...nos estamos equivocando plenamente.
Y siguieron meditando en silencio.
Nos está diciendo que esta será la forma de reconocerlo... Todas las personas que están marcadas por el sufrimiento, por la opresión, las injusticias, aunque no sean conscientes de ello, son, han de ser para nosotros, la presencia viva de Jesús en este mundo...Y si no lo vemos así, si nos quedamos con un Jesús etéreo, desencarnado.
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