sábado, 2 de mayo de 2020

EL ANACORETA Y LA DISCIPLINA DEL CORAZÓN


El Anacoreta y su discípulo fueron a la ciudad  a cumplir con su visita anual al Obispo. Un escultor realizaba un busto de su eminencia. El discípulo quedó admirado de cómo de aquel pedazo de piedra podía formarse poco a poco una obra de arte. En el camino de vuelta se hacía lenguas del artista. Cuando ya llevaban un buen rato en silencio, el Anacoreta dijo:
- Cuentan una historia que se atribuye a Miguel Ángel, aunque eso no tiene importancia. Estaba el artista frente a un bloque de marmol y un niño se sentó a observar cómo trabajaba. Todos los días miraba cómo el escultor iba arrancando pacientemente trozos de la piedra. Hasta que realizó un precioso león. El niño, admirado le preguntó: ¿Cómo sabías que dentro de la piedra había un león? Miguel Angel le respondió: Porque antes lo he visto con mi corazón.
Como el discípulo guardaba silencio, añadió el Anacoreta:
- ¿Recuerdas que te dije que necesitabas la disciplina del corazón? Pues de eso se trata. De mirarlo todo con el corazón. Esa es la verdadera oración: mirar, escuchar, hacerlo todo con el corazón. Tanto si temiras a tí mismo como al peor de los hombres, dentro del bloque de marmol verás un hermoso león. Y entonces sabrás, pacientemente, ir quitando poco a poco todo aquello que lo enmascra. Esta es una de las pistas que pedías para crecer en tu vida espiritual.
Y siguieron andando en silencio, contemplando la puesta de sol que embellecía el desierto, pero que, aún más, hacía bellos sus corazones...

1 comentario:

  1. "...Y entonces sabrás, pacientemente, ir quitando poco a poco todo aquello que lo enmascra. Esta es una de las pistas que pedías para crecer en tu vida espiritual.
    Y siguieron andando en silencio, contemplando la puesta de sol que embellecía el desierto, pero que, aún más, hacía bellos sus corazones..."

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