Aquí tienes Señor, sucios mis pies
con el polvo del camino.
Pero sabes bien Señor. que este polvo es mi orgullo.
Barro, fango recogido a lo largo de la vida.
Polvo amasado con lágrimas, sudor y gritos.
Dolor de enfermos desahuciados
y lágrimas de niños y mujeres maltratados...
Noches oscuras de mujeres de la vida,
noches de alcohol, de droga y desespero...
Yo no quiero presentarme ante Ti
con mis pies inmaculados...
ni pensar que soy mejor que los otros
porque te amo...
Quiero llegar hasta Ti,
sucio de barro,
del barro de la vida que te entrego,
del barro que a Ti te manchó en Galilea...
Que nadie pueda nunca decir
que no he vivido,
que me encerré en un mundo imaginario.
Prefiero llegar hasta Ti, sucio y herido,
sabiendo que he vivido
y que he amado...
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