Andaba el discípulo preocupado por la penitencia.
- ¿Basta con nuestra vida dura en el desierto o hay que hacer más cosas?
El Anacoreta paseó algo nervioso y le dijo:
- Me temo que no tienes muy claro lo que es hacer penitencia. Corréis el peligro de confundir la vida espiritual con las olimpiadas o el método Pilates.
El discípulo se extrañó de que el Anacoreta supiera lo que era el método Pilates. El Anacoreta sonrió pícaramente y siguió:
- Se me ocurren bastantes formas de hacer penitencia. Hoy os diré la primera: Hazlo todo gratuitamente.
Ahora sí que el discípulo no pudo ocultar una expresión de extrañeza. El Anacoreta se explicó:
- Casi siempre pasamos factura de lo que hacemos. Amamos para que nos amen. Damos para que nos den. Buscamos la santidad para ganar el Cielo...Ser gratuitos quiere decir amar porque el otro merece ser amado. Dar porque es de justicia para el otro. Ser santos porque es la consecuencia de nuestro amor a Dios en todas las cosas...Esta es una de las formas de hacer penitencia. Y no creas que es fácil. Pero por hoy, ya tienes bastante.
Y el Anacoreta se fue a acabar una estera de hojas de palma que tenía a medio hacer...
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