Frente a la cueva del Anacoreta había unas paredes verticales a las que solían acudir jóvenes para practicar la escalada.
Estaban el Anacoreta y su discípulo contemplando cómo subían los escaladores por la pared, cuando el solitario dijo:
- Nosotros lo tenemos mucho más fácil.
El discípulo lo miró con extrañeza, sin comprender qué quería decir su maestro.
Sí - prosiguió el Anacoreta - el camino espiritual es una escalada hacia las alturas; pero nosotros tenemos una ventaja.
Miró a su discípulo y prosiguió:
- Los escaladores, si no lllegan a la cima, han fracasado. Nosotros, si no pasamos de un metro, tenemos la seguridad de que, si no llegamos arriba, Él bajará hasta nosotros, nos tomará en sus brazos y nos llevará a la cumbre.
Y se retiró a su cueva a hacer un tiempo de Leccio Divina.
Sí - prosiguió el Anacoreta - el camino espiritual es una escalada hacia las alturas; pero nosotros tenemos una ventaja.
ResponderEliminarMiró a su discípulo y prosiguió:
- Los escaladores, si no lllegan a la cima, han fracasado. Nosotros, si no pasamos de un metro, tenemos la seguridad de que, si no llegamos arriba, Él bajará hasta nosotros, nos tomará en sus brazos y nos llevará a la cumbre.
Y se retiró a su cueva a hacer un tiempo de Leccio Divina.