viernes, 13 de agosto de 2021

DEBEMOS SER FIELES

 


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?" Él les respondió: "¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." Ellos insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?" Él les contestó: "Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio.
Los discípulos le replicaron: "Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse." Pero él les dijo: "No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga."

"Jesús apela a la voluntad original de Dios en la relación hombre y mujer recordando que la unión matrimonial es algo serio y estable, no sujeta a un sentimiento pasajero o a un capricho. El divorcio es una contradicción a la esencia del matrimonio que es el amor. El matrimonio es la afirmación del amor y el amor es eterno como Dios es eterno. El amor que Dios quiere en las parejas es estable, fiel, maduro.
El matrimonio promueve al ser humano para que no se busque a sí mismo sino que sepa ofrecerse en la vida conyugal y después entre padres e hijos. Es una relación sagrada, divina. El divorcio vacía de contenido la expresión “te amo”, que expresa algo presente y continuo. Más allá de las “opiniones” hay convicciones irrenunciables. Esa es la grandeza de los Mártires de Barbastro, a quienes hoy recordamos: fieles a la causa de Jesús, hasta la muerte. ¿Qué tan fiel eres en los compromisos de vida?" (Koinonía)

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