En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:—«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará».
"Hacemos de lado le lectura continuada de San Mateo para celebrar al diácono y mártir Lorenzo. La segunda carta a los Corintios hace referencia al servicio de caridad desempeñado por este santo entre los pobres de la Comunidad. El evangelio de Juan recuerda el episodio donde Felipe y Andrés le presentan a Jesús a unos griegos que lo querían conocer. Jesús no les ofrece un mensaje acomodaticio para ganar popularidad entre los paganos sino que su amor universal lo muestra a través de la parábola del trigo para revelar dónde está el secreto de la verdadera vida.
Sin ofrendar la vida, sin la muerte no hay fecundidad. Sólo muriendo la semilla produce algo nuevo y sólo entonces se revelará su fecundidad admirable. San Lorenzo nos recuerda que la gran ofrenda que podemos hacer al Señor es nuestro servicio a los más necesitados. ¿Cuál es tu actitud en la vida? ¿Ser ofrenda para los demás o no?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario