Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide recibe, el que busca encuentrag y al que llama se le abre.
¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!
Jesús nos invita a pedir en nuestra oración. Muchas veces hemos criticado ese tipo de oración, pero Jesús nos dice que pidamos. Quizá lo que ocurre es que pedimos mal. O pedimos cosas que no nos convienen o creemos que pedir es cosa de magia. Pedir no dice quedarnos de brazos cruzados. Nosotros también debemos trabajar, luchar, para conseguir aquello que pedimos. La oración no es una fórmula mágica, sino una forma de unirnos a Dios y sabernos apoyados por Él. Dios no nos dará nada malo, pero nosotros debemos esforzarnos para conseguir aquello que deseamos. Un refrán nos dice: "A Dios rogando y con el mazo dando". Si realmente aquello que pedimos servirá para nuestro bien, no dudemos que Dios estará a nuestro lado para ayudarnos y darnos fuerzas.
Y no olvidemos de pedir lo más importante, que sepamos ver la vida con ojos nuevos. Que crezcamos cada día en Amor y entrega a los demás. Que lo sepamos ver en todo y en todos.
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