En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Pedimos signos de Dios. El único signo es la muerte y resurrección de Jesús. Su vida de entrega, que nos muestra que a Dios lo encontramos en el pobre, en el necesitado, en el otro. La Vida y la Palabra de Jesús son los signos de Dios. Nos señalan cómo y dónde encontrarlo.
"A veces quisiéramos que los signos de Dios fueran escandalosos; sin embargo, podemos constatar que la presencia de Dios es más bien silenciosa, sutil, artesanal. Dios se entrega todo el tiempo en los pequeños gestos o detalles de la vida. El modo de vida de Jesús es el paradigma de aquello que Dios espera de cada uno de nosotros, de cada una de nosotras, en cuanto personas libres, sencillas, solidarias, misericordiosas y justas. Jesús no hace magia sino que da todo por establecer una nueva manera de vivir y relacionarse. Cuando somos capaces de escuchar con un corazón sincero la Palabra y dejamos que nos confronte la vida, ella va evidenciando nuestros ídolos, que nos hacen esclavos del egoísmo y la felicidad pasajera. Ojalá que nos dejemos transformar, dignificar y liberar por ella y que no seamos sordos a la voz de Dios para no caer en yugos que sutilmente nos esclavizan en este mundo consumista y mercantilista. ¿Cómo quedan tu corazón y tus relaciones con los demás después de escuchar la Palabra de Dios? "(Koinonía)
No hay comentarios:
Publicar un comentario