jueves, 27 de octubre de 2022

LAS LÁGRIMAS DE JESÚS

 

En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: "Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte."
Él contestó: "Id a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios: pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor.""

Jesús llora sobre Jerusalén. Hoy, tras el paso de los siglos, sigue llorando por nosotros. Por nuestra infidelidad. Por no escuchar a los profetas. Por no reconocerlo en los pobres, los perseguidos, los inmigrantes...Por seguir luchando por el poder. Por tener una sociedad que no sabe alar. Una sociedad que sigue haciendo la guerra. Por una sociedad alejada del Reino.

"En el evangelio de hoy, el rey Herodes busca hacer desaparecer a Jesús como lo hizo con el Bautista. Jesús, con espíritu profético, no se deja amedrentar ni teme a los poderosos, sabiéndose en manos de Dios. Hoy son muchas las personas perseguidas y criminalizadas por defender causas justas (bienes naturales comunes, migrantes, la mujer, la cuestión racial), que tampoco se echan para atrás, aun a riesgo de sus vidas. Hay mucho por sanar, muchos demonios por expulsar, muchas vidas por salvar. Seguir a Jesús implica no tener miedo de alzar la voz y decir la verdad. La fortaleza espiritual que habremos de adquirir en el camino nos ha de alertar de las tentaciones y de la presencia del mal. En nuestros días la evangelización no es tarea fácil porque nos pide defender la vidintegralmente. Por ello, hemos de prestar atención a esa presencia amorosa de Jesús que nos anima y acompaña. Que los mártires de hoy –Vicente, Sabina y Cristeta– nos animen con el ejemplo de sus vidas entregadas. " (Koinonía)

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