viernes, 7 de octubre de 2022

LUCHAR CONTRA EL MAL



 En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: "Si echa los demonios, es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios".
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina, y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿como mantendrá su reino? Vosotros decís que yo hecho los demonios con el poder de Belzebú; y si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo, está contra mí; el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "volveré a la casa de donde salí". Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio".

Jesús lucha contra el mal. La multitud le malinterpreta y dice que combate el mal con el mal. Otros piden sinos de que lo hace desde el bien. No debemos quejarnos si a nosotros también se nos malinterpreta. Sacerdotes, religioso y religiosas, que han luchado por erradicar el mal, también han sido y son criticados. Estando al lado de Jesús tienen fuerzas para seguir adelante.
Debemos tener claro, que la forma de hacer llegar el Reino es practicando el bien, luchando contra el mal; todo ello con el Amor.

"Una de las preocupaciones de Pablo es que el cristiano viva la experiencia del Resucitado en un encuentro personal que lo transforme y que no se reduzca al culto. En el evangelio vemos a Jesús haciendo uno de los signos que evidencian la presencia del Reino: la expulsión de demonios. Los demonios han de ser entendidos como representaciones del mal, que oprime y quita la dignidad al ser humano; por eso Jesús los expulsa. Nosotros, como seguidores de Jesús, estamos también llamados a combatir las estructuras injustas e inhumanas de las que muchas veces somos cómplices, aun cuando esto genere contradicción y rechazo en el mundo que vivimos. Etty Hillesum, judía que murió en los campos de concentración, rezaba a Dios: “Lamentablemente no parece que puedas hacer mucho en nuestras circunstancias, en nuestras vidas. Tampoco te responsabilizo por ello. No puedes ayudarnos, pero debemos ayudarte a defender tu morada en nuestro interior hasta el final”. Podríamos preguntarnos ¿qué tanto le estamos ayudando a Dios a luchar contra el mal?" (Koinonía)

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