"Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá
para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la
vida del mundo.
Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:
– ¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo?
Jesús les dijo:
–Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida.
El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último.
Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él.
El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma vivirá por mí.
Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este
pan no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a
pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre."
Jesús, al repartir el pan y el vino la Última Cena, dijo que lo hiciéramos en memoria suya. Aquel pan y aquel vino eran su cuerpo y su sangre entregados por nosotros. Lo que Jesús nos pedía y nos pide en cada celebración, es que nosotros también entreguemos nuestro cuerpo y nuestra sangre.
Los judíos no entendieron qué quería decir Jesús cuando les decía que debían comer su cuerpo. Cuando comemos algo, aquel alimento pasa a formar parte de nuestro ser. Lo que Jesús nos pide, es que nos transformemos en Él. Por eso el sacramento de la Eucaristía es el sacramento de la unidad. Cada vez que comulgamos nos hacemos uno con Él, nos hacemos todos uno. La Eucaristía nos da vida; pero no una vida cualquiera. Nos da la vida de Jesús. Por eso nos da la vida eterna. La realidad actual es, que cada día hay menos gente que participa de la Eucaristía. La realidad actual es, que para los niños que reciben la primera comunión, es más importante el vestido y la fiesta, que el sacramento. (De ahí la estupidez de las primeras comuniones civiles). Sin embargo, el sacramento de la Eucaristía es el sacramento central de la Iglesia. Por el Bautismo empezamos a formar parte de ella. La Confirmación nos da la fuerza del Espíritu. Pero la Eucaristía es el alimento diario que nos hace unos con Jesús y con nuestros hermanos. Es el sacramento que nos da la verdadera Vida de Jesús. |
domingo, 18 de junio de 2017
EL SACRAMENTO DE LA UNIDAD
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Senyor, dónan's el teu Cos i la teva Sang. Pare Nostre Gràcies.
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