"Por
aquel tiempo, Jesús dijo:
- Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a
los sabios y entendidos.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas.
Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente
al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a
conocer.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.
Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso.
Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros."
Jesús se alegra, porque son los sencillos quienes entienden las cosas de Dios. Son los humildes los que pueden llegar a Jesús, el único camino para llegar al Padre.
Y el corazón de Jesús se abre a todos los que están cansados y agobiados. Estamos en una sociedad, en la que cada vez más priman el dinero, el poder, el dominio de unos pocos. Una sociedad que nos bombardea con modas, con mentiras que aparentan ser verdades, con el abandono de la gente normal y corriente.
Jesús no nos promete que nuestros problemas desaparecerán; pero nos ofrece su ayuda. Él nos pide también cosas, pero nada que Él no haya hecho antes. Porque su yugo es el de amar a todos hasta el fin. Junto a Él, este camino se recorre con paz y sosiego. Sólo se nos exige sencillez de corazón.
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viernes, 23 de junio de 2017
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
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Veniu a mi els cansats i afeixugats...el camí, amb Pau i assossegats.
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