"No tengáis, pues, miedo a la gente. Porque nada hay
secreto que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a
conocerse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la
luz del día; lo que os digo en secreto, proclamadlo desde las azoteas de
las casas.
No tengáis miedo a quienes pueden matar el
cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede
destruir el cuerpo y el alma en el infierno.
¿No se venden dos pajarillos por una pequeña moneda? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo permita.
En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de la cabeza los tenéis contados uno por uno.
Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.
Si alguien se declara a favor mío delante de los hombres, también yo me declararé a favor suyo delante de mi Padre que está en el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo."
Ser discípulo de Jesús no es fácil. Anunciar el Reino crea problemas. Por eso Jesús nos dice hoy que no tengamos miedo.
El Reino de Dios choca con el reino de este mundo. Por eso, los que de verdad lo anuncian, son perseguidos. Nuestra sociedad tiene otros "valores". Busca la sumisión total del hombre a los intereses de unos pocos. El Reino significa la libertad del hombre que sólo se siente sumiso ante Dios.
Jesús nos dice que el Padre nos protege. La muerte del cuerpo no es grave, no es el fin de todo. Sí que lo es la muerte del alma. Cuando morimos de verdad, es cuando renunciamos a la verdad. Morir por la justicia es nacer al Reino. Y ese Reino es eterno.
Jesús es nuestro valedor. Él, que murió por nosotros, responderá por los que mueran por Él. Nada debe impedir que anunciemos la verdad, que anunciemos el Reino.
Si alguien se declara a favor mío delante de los hombres, también yo me declararé a favor suyo delante de mi Padre que está en el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo."
Ser discípulo de Jesús no es fácil. Anunciar el Reino crea problemas. Por eso Jesús nos dice hoy que no tengamos miedo.
El Reino de Dios choca con el reino de este mundo. Por eso, los que de verdad lo anuncian, son perseguidos. Nuestra sociedad tiene otros "valores". Busca la sumisión total del hombre a los intereses de unos pocos. El Reino significa la libertad del hombre que sólo se siente sumiso ante Dios.
Jesús nos dice que el Padre nos protege. La muerte del cuerpo no es grave, no es el fin de todo. Sí que lo es la muerte del alma. Cuando morimos de verdad, es cuando renunciamos a la verdad. Morir por la justicia es nacer al Reino. Y ese Reino es eterno.
Jesús es nuestro valedor. Él, que murió por nosotros, responderá por los que mueran por Él. Nada debe impedir que anunciemos la verdad, que anunciemos el Reino.
Jesús ens diu que el Pare ens protegeix. la mort del cos no és greu, no és la fi de tot. Sí que ho és la mort de l'ànima. Quan morim de veritat, és quan renunciem a la veritat. morir per la justícia és néixer al Regne. I aquest Regne és etern.
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