"Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea.
Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo."
Jesús utiliza dos imágenes para decirnos lo que hemos de ser los cristianos para el mundo: sal y luz.
La sal, en tiempos de Jesús, además de dar sabor a los alimentos, al no existir neveras ni frigoríficos, se utilizaba para conservar los alimentos.
Jesús quiere que demos sabor a la vida y que evitemos que se degrade.
También quiere que iluminemos el mundo. Que seamos luz que orienta y aclara las cosas. No nos quiere guardando esa luz para nosotros, sino que quiere que seamos faro para los demás.
La pregunta es obvia. ¿Somos hoy los cristianos sal y luz?¿Damos sabor a la vida e iluminamos nuestra sociedad? Evidentemente que hay cristianos que sí son sal y luz. Pero también es muy claro que nos queda mucho para mejorar.
El Espíritu que recibimos el domingo, es la fuerza que puede hacer de nosotros verdadera sal y verdadera luz para los demás.
Jesús utiliza dos imágenes para decirnos lo que hemos de ser los cristianos para el mundo: sal y luz.
La sal, en tiempos de Jesús, además de dar sabor a los alimentos, al no existir neveras ni frigoríficos, se utilizaba para conservar los alimentos.
Jesús quiere que demos sabor a la vida y que evitemos que se degrade.
También quiere que iluminemos el mundo. Que seamos luz que orienta y aclara las cosas. No nos quiere guardando esa luz para nosotros, sino que quiere que seamos faro para los demás.
La pregunta es obvia. ¿Somos hoy los cristianos sal y luz?¿Damos sabor a la vida e iluminamos nuestra sociedad? Evidentemente que hay cristianos que sí son sal y luz. Pero también es muy claro que nos queda mucho para mejorar.
El Espíritu que recibimos el domingo, es la fuerza que puede hacer de nosotros verdadera sal y verdadera luz para los demás.
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