domingo, 11 de junio de 2017

SANTÍSIMA TRINIDAD


“Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.
El que cree en el Hijo de Dios no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios."

El papa Francisco en una homilia del año 2013 dijo:
- La Santísima Trinidad no es producto de razonamientos humanos; es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde las alturas de una cátedra, sino caminando con la humanidad.
La esencia de la Trinidad nosotros no podemos conocerla, porque nos trasciende. Es en el mundo, en su actuación, donde podemos reconocer la Trinidad: Un Padre creador, un Hijo que nos salva con su vida y un Espíritu que nos ilumina y nos guía. Pero lo más importante nos lo dice el evangelio de hoy: Dios es amor.
Un Dios que nos ama de tal manera que nos entrega a su Hijo. Un Hijo que es Salvador, que no condena a nadie. Un Hijo que nos deja el Espíritu para que siempre estemos bajo la luz. Un Dios Único: un Dios que es Amor.
La Santísima Trinidad no es para razonarla, como ya le dijo aquel niño a San Agustín en la playa, según cuenta la leyenda. La Santísima Trinidad es para experimentarla, para verla actuar en nuestra vida, en nuestro día a día.




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