"Os aseguro que ningún sirviente es más que su señor y ningún enviado es más que el que lo envía. Dichosos vosotros, si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica.
No me estoy refiriendo a todos vosotros: yo sé a quiénes he escogido. Pero tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo se ha vuelto contra mí.’ Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis que yo soy. Os aseguro que quien recibe al que yo envío me recibe a mí, y quien me recibe a mí recibe al que me ha enviado."
Jesús nos envía a los demás. En realidad Él se envía con nosotros. Y todo aquel que llega a nosotros, es Un enviado de Jesús. Es Jesús mismo que se nos acerca. ¿Lo recibimos correctamente? Se trata de recibir Amor y transmitir Amor.
"Jesús comprendió su relación con las personas en función del seguimiento, servicio y fidelidad al proyecto del Padre. En este sentido, la misión de sus discípulos y discípulas no era otro que la de anunciar de modo fraterno la cercanía de Dios, el servicio que dona dignidad y el poder que humaniza. Esta es la bienaventuranza por excelencia del evangelio de Juan (13, 17). Hacer lo contrario, es traicionar lo esencial del discipulado: la relación de confianza con el Señor, Es desde esta relación donde se establece la autoridad de todo ser humano llamado a vivir según la praxis del Maestro. Su estilo de vida y servicio es patrimonio de todos y es paradigma de humanidad porque nos da a conocer el modo más humano de ser, algo que no solo es posible, vaciándonos de todo poder absoluto, de toda componenda corrupta, o tomando distancia de la maldad y la injusticia, sino que pasa por la recreación de nuestras relaciones y acciones, incluyendo en ellas lo que vivo con aquel que es diferente, como lugar de rehabilitación, reconciliación y humanización. ¿A la luz de que criterios y motivaciones «encarnas» al maestro de Nazaret?" (Koinonía)
Dichosos vosotros, si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica.
ResponderEliminarNo me estoy refiriendo a todos vosotros: yo sé a quiénes he escogido. Pero tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo se ha vuelto contra mí.’ Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis que yo soy.