"Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día último. En los libros de los profetas se dice: ‘Dios instruirá a todos.’ Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él vienen a mí.
No es que alguien haya visto al Padre. El único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. Os aseguro que quien cree tiene vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron; pero yo hablo del pan que baja del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo."
Para conocer a Dios debemos conocer a Jesús. Él es el que conoce al Padre. Es el pan venido del Cielo, el verdadero maná. Él se nos entrega cada día en la Eucaristía. Él da la Vida al mundo.
"Con su propio testimonio, Jesús renueva la comprensión de la alianza con Dios. Descubrir a Jesús como pan de la vida significa que Él nos nutre a lo largo del peregrinar hacia la libertad, la justicia y la misericordia, como lo hizo Dios con su pueblo; y la relación que establecemos con Él, fortalece los caminos de desierto, crisis y fracasos, experimentando cómo el mismo Dios se comunica en cada uno para hacernos vivir y revitalizar la resiliencia y la esperanza discipular y eclesial. Las consecuencias eclesiales que se desprenden de este discurso leído hoy pasan por: (1) volver a Jesús y recuperar el contacto con Él, encarnando su palabra y mensaje; (2) cuidar nuestra capacidad de construir relaciones trascendentes que nos afirmen y autodeterminen como sujetos verdaderamente humanos, descubriendo y sembrando humanidad en los otros; (3) dejarnos capacitar por sensibilidad y la creatividad del Espíritu para superar las doctrinas y formas caducas de plantear la vida cristiana. ¿Nuestras actitudes, modos de ver, pensar y sentir la vida y las relaciones alimentan nuestra fe en el Señor?" (Koinonía)
"Con su propio testimonio, Jesús renueva la comprensión de la alianza con Dios. Descubrir a Jesús como pan de la vida significa que Él nos nutre a lo largo del peregrinar hacia la libertad, la justicia y la misericordia, como lo hizo Dios con su pueblo; y la relación que establecemos con Él, fortalece los caminos de desierto, crisis y fracasos, experimentando cómo el mismo Dios se comunica en cada uno para hacernos vivir y revitalizar la resiliencia y la esperanza discipular y eclesial. Las consecuencias eclesiales que se desprenden de este discurso leído hoy pasan por: (1) volver a Jesús y recuperar el contacto con Él, encarnando su palabra y mensaje; (2) cuidar nuestra capacidad de construir relaciones trascendentes que nos afirmen y autodeterminen como sujetos verdaderamente humanos, descubriendo y sembrando humanidad en los otros; (3) dejarnos capacitar por sensibilidad y la creatividad del Espíritu para superar las doctrinas y formas caducas de plantear la vida cristiana. ¿Nuestras actitudes, modos de ver, pensar y sentir la vida y las relaciones alimentan nuestra fe en el Señor?" (Koinonía)
"Con su propio testimonio, Jesús renueva la comprensión de la alianza con Dios. Descubrir a Jesús como pan de la vida significa que Él nos nutre a lo largo del peregrinar hacia la libertad, la justicia y la misericordia, como lo hizo Dios con su pueblo; y la relación que establecemos con Él, fortalece los caminos de desierto, crisis y fracasos, experimentando cómo el mismo Dios se comunica en cada uno para hacernos vivir y revitalizar la resiliencia y la esperanza discipular y eclesial. Las consecuencias eclesiales que se desprenden de este discurso leído hoy pasan por: (1) volver a Jesús y recuperar el contacto con Él, encarnando su palabra y mensaje; (2) cuidar nuestra capacidad de construir relaciones trascendentes que nos afirmen y autodeterminen como sujetos verdaderamente humanos, descubriendo y sembrando humanidad en los otros; (3) dejarnos capacitar por sensibilidad y la creatividad del Espíritu para superar las doctrinas y formas caducas de plantear la vida cristiana. ¿Nuestras actitudes, modos de ver, pensar y sentir la vida y las relaciones alimentan nuestra fe en el Señor?"
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