viernes, 22 de noviembre de 2019

CUEVA DE LADRONES


"Después de esto, Jesús entró en el templo y comenzó a expulsar a los que allí estaban vendiendo. Les dijo:
– En las Escrituras se dice: ‘Mi casa será casa de oración’, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones. 
Todos los días enseñaba Jesús en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo. Pero no encontraban la manera de hacerlo, porque toda la gente le escuchaba con gran atención." 



No podemos convertir la religión en un negocio. Nadie debe "vivir" de la religión. Y esto ocurre cuando separamos la espiritualidad de la religión. Cuando creamos privilegios y olvidamos a los sencillos, a los pequeños. No convirtamos la religión en una cueva de ladrones.
"En la primera lectura vimos que Judas Macabeo y sus hermanos purifican y vuelven a consagrar el Templo que había sido difamado por Antíoco, gobernador e invasor de Siria. Ese Templo santo se ha convertido ahora en “cueva de ladrones” Jesús se indigna porque en el recinto se comercializaba los animales para los holocaustos y había mesas para cambiar el dinero romano y griego por el judío que podía ser usado en las ceremonias del Templo. La reacción de Jesús es contra aquellos que han convertido la religión en un negocio. Enojado, no solo grita su indignación sino que pasa violentamente a la acción… lo que molestó tanto a las autoridades y sacerdotes que empiezan a buscar cómo matarlo para hacerlo callar. Nosotros, la comunidad cristiana, ¿somos capaces de indignarnos junto con Él? ¿Somos capaces de denunciar a los “ladrones” que proliferan en nuestra sociedad e Iglesia? ¿O tenemos miedo a la reacción de las autoridades?" (Koinonía) 



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