"Pero antes de eso os echarán mano y os perseguirán: os llevarán a juicio en las sinagogas, os meterán en la cárcel y os conducirán ante reyes y gobernadores por causa mía. Así tendréis oportunidad de dar testimonio de mí. Haceos el propósito de no preparar de antemano vuestra defensa, porque yo os daré palabras tan llenas de sabiduría que ninguno de vuestros enemigos podrá resistiros ni contradeciros en nada. Pero seréis traicionados incluso por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de vosotros y todo el mundo os odiará por causa mía, pero no se perderá ni un solo cabello de vuestra cabeza. ¡Permaneced firmes y salvaréis vuestra vida!"
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"En textos como el de hoy es difícil distinguir si las advertencias que encontramos provienen de mismo Jesús o más bien reflejan la situación de persecución que están viviendo las primeras comunidades cristianas. En todo caso, el texto es claro: los discípulos, de ayer y de hoy, van a experimentar la misma oposición que Él de parte del poder religioso: la sinagoga, y de parte de poder político: reyes y gobernadores. El tiempo de persecución no es tiempo de huida, sino más bien es el momento de dar testimonio, es momento del martirio. Cuando se busca cambiar este mundo por uno más humano y más fraterno es lógico esperar persecución de parte de las autoridades que se oponen al cambio… pero lo más difícil es recibir oposición de parte de las personas más cercanas. A veces nuestra propia familia no comprende el camino que hemos tomado. Al mismo tiempo se nos pide no temer, pues en este camino no estamos solos: nos anima el Espíritu del Resucitado." (Koinonía)
"...Así tendréis oportunidad de dar testimonio de mí. Haceos el propósito de no preparar de antemano vuestra defensa, porque yo os daré palabras tan llenas de sabiduría que ninguno de vuestros enemigos podrá resistiros ni contradeciros en nada...
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