"Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Les dijo:
- Había en un pueblo un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Y en el mismo pueblo vivía también una viuda, que tenía planteado un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: ‘Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.’
El Señor añadió:
- Pues bien, si esto es lo que dijo aquel mal juez, ¿cómo Dios no va a hacer justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Os digo que les hará justicia sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?"
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Hemos de ser perseverantes en nuestra oración y en nuestra entrega. No desanimarnos en la búsqueda del Señor. Él saldrá a nuestro encuentro si sabemos esperarlo con perseverancia.
"Dios Padre escucha siempre el clamor de sus hijos, pero necesitamos orar con fe y vivir con coherencia. No se trata de pedir egoístamente lo que queremos. Se trata, en primer lugar, de colocarse en las manos de Dios con entera confianza. Es una de las dimensiones más genuinas de la fe. En segundo lugar, no es intentar manipular a Dios con nuestros caprichos sino buscar siempre su voluntad en nuestras vidas. Orar es escuchar, oír con el corazón lo que Dios nos habla a los oídos del corazón. Es discernir los signos de Dios en la cotidianidad de la vida. Es decirle al Señor nos conceda lo que considere mejor para nosotros aunque aparentemente sea contradictorio con nuestros intereses mezquinos y egoístas. Orar, decía alguien, es dejarse amar entrañablemente por el Amor. Es dejarse saturar totalmente de la gracia de Dios, es dejarse penetrar libremente de la presencia de Dios, es vivir siempre con la mirada puesta en la mirada de Dios. ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de tu vida de oración?" (Koinonía)
"Jesús els va proposar una paràbola per ensenyar-los que havien de pregar sempre i no desanimar-se. Els va dir:
ResponderEliminar- Hi havia en un poble un jutge que no tenia temor de Déu ni consideració pels homes. I en el mateix poble vivia també una vídua, que tenia plantejat un plet i que va anar a jutge a demanar-li justícia contra el seu adversari. Durant molt de temps el jutge no va voler atendre-la, però finalment va pensar: 'Jo no tinc temor de Déu ni consideració pels homes. no obstant això, com aquesta vídua no deixa de molestar-me, li faré justícia, perquè no segueixi venint i acabi amb la meva paciència. '
El Senyor va afegir:
- Doncs bé, si això és el que va dir aquell mal jutge, com Déu no farà justícia als seus elegits que clamen a ell de nit i de dia? ¿Els farà esperar? Us asseguro que els farà justícia sense demora. Però quan el Fill de l'home vingui, ¿trobarà encara fe a la terra? "
és deixar-se penetrar lliurement de la presència de Déu, és viure sempre amb la mirada posada en la mirada de Déu. Quines són les fortaleses i debilitats de la teva vida d'oració?