En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra."
"El texto evangélico de hoy, pretende aclararnos a través de parábolas qué es el Reino de Dios y cuál es su valor para nosotros, comunidad cristiana. El Reino de los Cielos es un tesoro escondido. En esta oportunidad Jesús nos da elementos para descubrirlo en el campo y la ciudad. No hay excusas. Para quien lo descubre, el Reino de Dios se convierte en el único valor absoluto, aquello por lo cual vale la pena dejarlo todo para poseerlo.
Los primeros cristianos se animaban mutuamente cantando y rezando “Maranatha” ("ven Señor Jesús"). Nosotros en la oración del Padrenuestro pedimos “venga a nosotros tu Reino”… eso quiere decir que para acceder al Reino de Dios no nos tenemos que mudar, cambiar o mover para ningún lugar. El Reino ya está. Ha sido ofrecido para nosotros. La pregunta siguiente debe ser: ¿cómo lo consigo? ¿cómo lo descubro? ¿Señor, qué debo hacer para encontrarlo? Preguntémonos: ¿Camino por la vía correcta para encontrarlo? ¿Será que vivo como quien lo busca?" (Koinonía)
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