miércoles, 21 de julio de 2021

SER TIERRA BUENA Y FÉRTIL

 


Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."

"Jesús nos invita a fortalecer nuestra confianza en Dios aún en medio de las dificultades del camino. No es buena actitud la murmuración, como tampoco las zarzas, las piedras ante la semilla sembrada. El ideal propuesto por Jesús es la tierra buena y fértil, que representa obediencia y docilidad al proyecto de Dios. Ante la murmuración del pueblo la respuesta de Dios sigue siendo siempre la misma: su amor y providencia dándoles lo que necesitan para el camino: el agua, las codornices y especialmente el pan, “yo haré llover pan del cielo”. Dios siempre se ha mostrado cercano y solidario, los ha escuchado, guiado y liberado no solo de la esclavitud sino de los mismos egipcios que les perseguían y sigue haciendo llover “maná”, “esperanza” y vida en un mundo de muerte y miserias. Nos da su amor providente a todos, sin distinción, desde su corazón solidario, especialmente, con los mas pobres. ¿Cuál es nuestra respuesta ante las dificultades, murmuración, confianza, esperanza solidaria?" (Koinonía) 

 

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