Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado."
"Jesús nos recuerda el valor relativo de las leyes ante la persona humana y sus necesidades. Los fariseos nunca entendieron, ellos tenían hambre y les importó mas el cumplimiento de le ley. Jesús representa lo contrario, demuestra una libertad de espíritu y una valoración de la persona por encima de las leyes. Jesús ofreció en la Eucaristía su cuerpo y su sangre por todos sin distinción, sin legalismos. En el banquete pascual el vino representa la sangre ofrecida para la liberación y el pan es el signo de la fraternidad. Aunque había muchas normas y legalismos en la fiesta de la pascua: el vestido, el modo de cocinar el cordero, la prisa y por ultimo una condición de fraternidad, juntos con los vecinos y los que mas lo necesitan porque es pan compartido. No se puede negar el pan, es para ser compartido. El hambriento entra en la misma categoría de los pobres y necesitados, a los que obligaba la misericordia. Es una llamada a la conversión y a la misericordia. ¿Defendemos los hambrientos, o defendemos legalismos?" (Koinonía)
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