lunes, 5 de julio de 2021

HORA DE LEVANTARSE



 
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá." Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y, al verla, le dijo: "¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado." Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

"Con Jesús se ha inaugurado un nuevo tiempo en la historia. Jesús es el nuevo tiempo de Dios. Los enfermos son curados de dolencias físicas y desprecios culturales; son curados del abandono de sus familias y de la comunidad. Entran en el tiempo mesiánico. La mujer del relato evangélico que sufre tiene una fe profunda en Jesús. Le basta tocar su manto, algo prohibido en las leyes de pureza de su tiempo. Ella sabe que por sufrir hemorragia contaminaba al que tocaba como lo recuerda el libro del Levítico (15,25ss) pero tiene fe y rompe la norma. Jesús desobedece esas leyes. Es el tiempo del Reino. Queda suprimida la frontera entre puro e impuro. La fe salva. Es la hora de levantarse como la hija del jefe de la sinagoga, es la hora de la resurrección a una vida nueva. Jesús entendió la religión, no como un conjunto de ritos, normas y leyes sino como una acción terapéutica que aleje de las personas el sufrimiento y la soledad." (Koinonía)

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