En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."
"La Alianza es el momento culmen de la pertenencia del pueblo a Dios, El cuidara de ellos y ellos cumplirán los mandamientos y leyes, el decálogo. La voluntad de Dios para ellos es cumplir los mandamientos y propiciar un “encuentro personal” del pueblo con Él. Para ello se debe evaluar la actitud del corazón, que, como tierra buena y fértil, mostrará apertura a la Palabra y al proyecto de Dios. Lo contrario esta representado por las tierras no productivas: el camino, las espinas y las piedras. Resuenan aquí palabras: “escucha” y “cumple”, ambas condiciones importantes para lograr el verdadero discipulado en el seguimiento de Cristo. En un mundo superficial y mediocre, es fácil reducir la vida cristiana a simple cumplimiento de normas y leyes; eso lo describirá Jesús en la parábola como “sin raíz”, “inconstante”, “seducción por las riquezas”, etc. La fidelidad está simbolizado en “tierra fértil” que dará fruto abundante. ¿Soy de los que siempre recuerdo el decálogo juzgando a los otros o vivo el espíritu del reino abonando la vida?" (Koinonía)
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