En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: "Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar, el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, lo vuestro, ¿quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero".
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres, Dios la detesta".
"El evangelio de Lucas rechaza contundentemente el amor a las riquezas. El texto de hoy critica a los fariseos quienes se burlaban de Jesús, que denuncia la “adoración a mamón”, el dios dinero. En sus palabras, Jesús critica a quienes, al endiosar la acumulación de bienes materiales, niegan las relaciones justas y solidarias con los demás; advertencia reiterada en otros episodios del evangelio como el de Zaqueo (19,1-10) y el del rico y Lázaro (16,19-31). La adoración a “mamón” es aquella que siembra en el corazón humano el egoísmo y la injusticia, como en Zaqueo, y la que nos enceguece y ensordece ante el dolor de los demás, como pasó con el rico frente al sufrimiento de Lázaro, insensible ante sus lamentos. La adoración al dios mamón nos aleja de toda solidaridad, del cuidado mutuo que requiere el reino de Dios. ¡Qué no haya más amo que el amor, ni más Dios que el del compromiso para con nuestro prójimo! ¿Cómo está tu apego a los bienes? ¡Libérate! " (Koinonía)
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