miércoles, 14 de febrero de 2024

LIMOSNA, ORACIÓN Y AYUNO

 

No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.

Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa.

Hoy comenzamos el tiempo de Cuaresma. Tradicionalmente es un tiempo de limosna, oración y ayuno. El evangelio de hoy nos lo recuerda.
Pero debemos tener claro qué significa dar limosna, rezar y ayunar.
Dar limosna es ayudar al necesitado. No dar aquello que nos sobra, y delante de todos, haciendo ostentación, sino compartir lo que tenemos. Cuaresma es, pues, un tiempo para que miremos a nuestro alrededor y compartamos con los demás lo que tenemos, por Amor, no para que nos vean y digan qué generosos somos.
Es un tiempo para buscar unos momentos cada día para unirnos en oración con el Padre. Unirnos en secreto, en nuestra intimidad. Esos momentos deberíamos tenerlos durante todo el año, pero la Cuaresma debe servir para reafirmarnos en la oración y decidir continuarla para siempre.
Es un tiempo de ayuno. No el ayuno que hace nuestra sociedad para tener un cuerpo perfecto, para lucirnos ante los demás. Un ayuno que significa dejar de lado nuestros caprichos, ser morigerados y compartir con los que no tienen.
El Miércoles de Ceniza nos recuerda que salimos del polvo y al polvo volveremos. Que no somos nada si no sabemos Amar.
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