sábado, 6 de julio de 2024

LA ALEGRÍA DE ESTAR CON JESÚS

 



Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
– ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un trozo de tela nueva, porque lo nuevo encoge y tira del vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos, para que se conserven ambas cosas.”

Si estamos con Jesús no podemos estar tristes. El cristiano debería distinguirse por su alegría. Ya lo decía santa Teresa de Jesús: "Un santo triste es un triste santo." ¿Cómo podemos estar tristes si el Amor está con nosotros? Él está en nuestro corazón y nos une al de los otros. Ser cristiano es ser "nuevo" cada día. Ya no valen los vestidos y los odres viejos. En nosotros todo debe ser nuevo. La novedad que nos da el Amor de Jesús.

"Mira que hay gente en la iglesia que vive con el pesimismo como compañero permanente de viaje. Son los que están pensando siempre que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ahora es todo malo. En sus vidas parece que lo que domina es el pecado y que, por lo tanto, hay que estar pidiendo continuamente perdón a Dios. Y tal como piden perdón no parecen estar seguros de que lo vaya a conceder. Hay que hacer muchas penitencias y oraciones para conseguirlo. Tal y como practican su fe, se diría que el cristianismo es una religión triste, que está reñida con cualquier tipo de alegría. Seguro que si pensamos un poco, encontramos personas de este tipo a nuestro alrededor. Todo es penitencia, todo es dolor, todo es como un sufrir permanente. Y viven con la amenaza constante de la condenación. La vida se convierte en una cuesta arriba continua, una pendiente resbaladiza donde amenaza siempre la caída en el pecado.
Pero “¿es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?” Y nosotros sabemos seguro que el Señor resucitó, que su resurrección es esperanza de vida para nosotros. Si algo tenemos claro los que creemos en Jesús es que “tanto amó Dios al mundo que entregó a su hijo para salvarnos”. Y el amor de Dios es por supuesto más fuerte que cualquiera de nuestros pecados. Ahora ya no estamos solos. Tenemos un compañero de camino, Jesús, que conoce nuestras debilidades, que se hizo uno de nosotros, que nos salva allá donde nosotros no vemos ninguna posibilidad.
De repente, se nos hace claro que el cristiano no puede ser pesimista, que el optimismo, la esperanza y la sonrisa están en su ADN, hasta en el peor de los momentos. Porque creemos en Jesús y él es nuestra esperanza. Nuestra vida ya está en otra dimensión. La gracia está actuando en nosotros, aunque no veamos nada. Conclusión: vamos a tirar por la borda todo lo que huela a pesimismo, tristeza o angustia en nuestra vida. Y vamos a vivir llenos de esperanza, con la sonrisa en el rostro. Porque Dios está con nosotros y no nos va a dejar de su mano. Nunca."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

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