sábado, 20 de julio de 2024

NO QUEBRARÁ LA CAÑA CASCADA

  


Sin embargo, los fariseos, al salir, comenzaron a hacer planes para matar a Jesús.
Jesús, al saberlo, se marchó de allí; mucha gente le seguía, y él sanaba a todos los enfermos, pero les ordenaba que no hablaran de él públicamente. Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el profeta Isaías:
“Este es mi siervo, a quien he escogido;
mi amado, en quien me deleito.
Pondré sobre él mi Espíritu
y proclamará justicia a las naciones.
No disputará ni gritará;
nadie oirá su voz en las calles.
No romperá la caña quebrada
ni apagará el pábilo que humea,
hasta que haga triunfar la justicia.
Y las naciones pondrán en él su esperanza.”

Jesús no nos destruye. Intenta salvarnos hasta el final. Espera nuestra conversión, porque Él es Amor. Nosotros utilizamos la justicia para condenar. Él, como veíamos ayer, la utiliza en beneficio de la persona, para salvar. Siempre espera que cambiemos, que dirijamos nuestros ojos a Él. Lo mismo debemos hacer nosotros con nuestro prójimo. No destruirlo, sino intentar salvarlo.

"Mientras que los fariseos buscan a Jesús para matarlo, la gente, “muchos”, lo buscan para que les dé vida. Estas dos reacciones tan opuestas son las respuestas a un mismo hecho: Jesús, contraviniendo la ley del sábado, ha curado en la sinagoga a un hombre con la mano atrofiada. A propósito de este caso, Mateo presenta de un modo muy gráfico el enorme contraste entre dos concepciones religiosas: la que usa la ley para condenar, perseguir, incluso matar (recordemos las palabras de los sumos sacerdotes durante el proceso de Jesús: “Nosotros tenemos una ley, y según esta ley este hombre debe morir” – Jn 19, 7); y, por el otro lado, la que, llevando la ley a su perfección, hace presente el amor de Dios Padre, creador de la vida, y que, en consecuencia, acoge, perdona, cura, restaura lo que está caído.
Miqueas levanta la voz contra los que traman maldades y anuncia castigos para ellos. Pero Jesús, víctima de esas maquinaciones, lejos de amenazar o usar su poder para castigar, se retira y usa su poder para dar vida. Como indica Mateo, en él se cumple la profecía del Siervo de Yahvé, que no elige el camino de la violencia para combatir el mal, sino el de la entrega de la propia vida para restaurar lo que está a punto de morir: “la caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará”.
También nosotros nos sentimos con frecuencia confrontados con la necesidad de elegir entre dos caminos contrapuestos: el camino de la violencia y la destrucción de lo que consideramos malo (combatir el mal con el mal), o el del servicio, la paciencia y la restauración de lo que está a punto de morir: es el camino elegido por Cristo, el camino de la cruz, de la entrega generosa de la propia vida."
(José Mª Vegas cmf, Ciudad Redonda)

1 comentario:

  1. "No s'enfrontarà, ni cridarà, ningú sentirà la seva veu al carrer, no trencarà la canya esberlada...". Ell supera als "sants oficials" amb la superació per l'amor... en els "nivells" dels justos normatius.

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