miércoles, 17 de julio de 2024

UN CORAZÓN SENCILLO Y TRANSPARENTE

  


Por aquel tiempo, Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.

Un corazón sencillo y transparente. Así debe ser para acercarnos a Jesús. Así debe ser para comprender lo que Él nos dice sobre el Padre. Así debe ser para encontrarlo en todas partes, para vivir en su presencia, para encontrarlo en los demás. Nuestro orgullo, nuestra autosuficiencia, nos apartan de Él.
 
"A esta explosión de alegría y acción de gracias la han llamado algunos “el magníficat de Jesús”, que seguramente en su infancia fue testigo de similares cánticos de alegría por parte de su Madre. Jesús contrapone aquí la humildad (la gente sencilla) a la soberbia (los sabios y entendidos, los que se tienen por tales).
La soberbia fija la mirada sobre uno mismo y le hace pensar que no le debe nada a nadie, que todo lo que tiene es por mérito propio. Esta forma de autoafirmarse comporta una ceguera voluntaria, que no quiere ver lo mucho que debemos a otros, y que se cierra a horizontes más amplios y abiertos. La primera lectura ofrece un buen ejemplo de esa actitud soberbia, cuando el pueblo de Asur, que ha sido un mero instrumento de la providencia divina, se atribuye a sí mismo una fuerza que procede de Dios, y que Asur ha utilizado de manera indebida.
El que adopta la actitud de la humildad no es que se denigre a sí mismo, sino que, aun reconociendo el propio valor, sabe agradecer lo que le debe a otros, sabe reconocer sus límites y, por tanto, es capaz de ver y de ir más allá de ellos. La humildad conlleva una actitud abierta, y los humildes están, en consecuencia, capacitados para abrirse a una sabiduría superior, la que procede del Señor de cielo y tierra. Jesús, al hacerse hombre, se ha puesto del lado de los humildes de la tierra, y se ha convertido para ellos en la fuente de la sabiduría de la vida, que es la sabiduría evangélica, la sabiduría del amor."
(José Mª Vegas cmf, Ciudad Redonda)

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