"Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto el sol de un nuevo día, para iluminar a los que viven en la más profunda oscuridad, para dirigir nuestros pasos por un camino de paz."
Cada mañana, los que rezamos Laudes, entonamos este cántico de Zacarías, el Benedictus. ESta última frase resume su contenido. Acaba de nacer su hijo, Juan, el que será el precursor de Jesús. El canto de Zacarías es un canto de esperanza. En el horizonte ve salir el sol de un nuevo día, ese sol que crecerá para iluminarnos a todos, para sacarnos de la oscuridad y llevarnos por caminos de paz. Es el cántico perfecto para Adviento. Es el cántico perfecto para los días que vivimos en nuestra sociedad. Hoy más que nunca necesitamos un sol que nos ilumine y nos lleve por caminos de paz.
La alcaldesa de Barcelona, para respetar, según ella, la pluralidad, nos decía que lo que hay que celebrar es el solsticio de invierno, no la Navidad. Sin saber que los primeros cristianos escogieron el día del solsticio de invierno para celebrar el nacimiento de Jesús, precisamente por su simbolismo. No se sabe qué día nació Jesús. En aquellos tiempos no había certificados de nacimiento. Se escogió el solsticio de invierno, porque es el día en el que el sol empieza a elevarse en el horizonte. Ese sol, Jesús que trae la luz al mundo. Esa luz tan necesaria en nuestros días confusos. Esa luz que ha de iluminar el camino a la paz. Desgraciadamente lo espiritual está cada día más ausente de nuestras vidas. Buscamos la solución de los problemas donde no está. Queremos iluminar con lámparas que apenas iluminan. No encontramos la verdadera paz.
El cántico de Zacarías es ese canto de esperanza, que nos anuncia que esa Luz está a nuestro alcance y que el camino de la Paz es posible. Hemos de preparar nuestros corazones para recibirlo y acogerlo de verdad. Sólo así cambiaremos el mundo y nuestras vidas.
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